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Posted by: In: Sin categoría 14 Dic 2015 0 comments
Árbol genealógico de las lenguas

Árbol genealógico de las lenguas

La ilustradora sueca Minna Sundberg, autora del webcómic «Stand Still. Stay Silent» (www.sssscomic.com), propone una manera sencilla y bonita de descubrirlo: el árbol genealógico de los idiomas.

 

Cuando los lingüistas se refieren al origen de las lenguas suelen usar la metáfora del árbol. Por ejemplo: una fuente antigua (indoiraní) tiene varias ramas (iraní, indoaria) que, a su vez, se dividen en otras ramas (zona noroccidental, zona oriental o sur) para terminar dando con idiomas específicos (sindhi, hindi, urdu). La idea de ilustrarlo ya se había hecho con anterioridad, pero el árbol de Minna Sundberg es, sin duda, el más atractivo visualmente. Para realizarlo, se ha basado en datos obtenidos de la página web Ethnologue y el tamaño de las ramas representa el número de hablantes nativos que han tenido las lenguas a lo largo de la historia.

 

Así pues, si queremos descubrir de dónde proviene nuestra lengua, el español, debemos analizar el árbol desde sus raíces. En primer lugar, nos encontramos con la rama más grande de todas, el tronco indo-europeo, del que provienen muchos de los actuales idiomas. Éste se divide en dos grandes árboles originarios: el indo-iraní (del que provienen lenguas como el bengalí o el hindú) y el europeo. Este último se divide, a su vez, en ocho ramas: lenguas celtas, albanas, eslavas, bálticas, armenias, helénicas, germanas y romances. La rama de las lenguas romances es la base de la nuestra, que proviene de una rama un poco más pequeña formada por las lenguas íbero-romances. Ahí es donde se sitúa el español, que comparte el origen con otros idiomas, como son el portugués, el gallego, el catalán o el occitano.

 

Por otro lado, Sundberg también ha querido ilustrar el parecido entre las lenguas escandinavas, provenientes de un mismo árbol lingüístico, y su diferencia con el finlandés, una lengua que proviene de un árbol familiar diferente al indoeuropeo. Según la autora, conocer una de las tres lenguas escandinavas (noruego, sueco o danés) es suficiente para comprender las tres, sobre todo en su forma escrita. El islandés, por otro lado, tiene un gran parecido con las antiguas lenguas nórdicas, pero no es inteligible para un hablante escandinavo. Por último, muestra el finlandés, proveniente de la familia lingüística de lenguas urálicas y cuyo parecido con las lenguas escandinavas es nulo, a pesar de que sus hablantes se sitúan muy cerca geográficamente. Para ilustrarlo, ha creado la siguiente tabla, en la que podemos ver ese parecido entre las palabras del islandés, danés, noruego y sueco, y su diferencia con las finlandesas.

Cuadro comparativo en varias lenguas

Cuadro comparativo de lenguas nórdicas

 

Beatriz Bustos Rincón

Posted by: In: Sin categoría 26 Nov 2015 0 comments

El Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day) es una fiesta muy popular en EE.UU. (cuarto jueves de noviembre) y Canadá (segundo lunes de octubre).

2015-11-26 Thanksgiving-Brownscombe

El nombre en sí hace referencia a la oración para dar gracias por los alimentos antes de una comida y tiene diferentes versiones en muchas culturas, relacionadas siempre con el fin de la cosecha.

La celebración más conocida seguramente sea la de Estados Unidos. El origen está en los primeros colonos ingleses, los famosos 102 Peregrinos puritanos que viajaron en el Mayflower hasta Plymouth, Massachussets. Dadas las penurias y la escasez de alimentos entre los primeros colonos (casi la mitad murieron antes del primer año), los nativos de la tribu algonquina de los wampanoag les enseñaron a sembrar, cazar y pescar. El primer Día de Acción de Gracias fue el de 1621.

Hoy en día lo más característico del Día de Acción de Gracias es la cena familiar de pavo, los desfiles y el inicio de la temporada de compras con el famoso Black Friday.

 

El Coco, la Bruja Piruja, el Ratoncito Pérez…

El mundo de los niños está lleno de seres fantásticos, y realmente fantásticos son.

 

2015-05-21-El-Coco-y-sus-amigos

Que viene el coco de Goya

En todas las sociedades los niños poseen un mundo propio de creencias que incluye multitud de personajes fantásticos. Estos personajes no suelen ser considerados como mitos en toda la extensión del concepto, pues sólo son “reales” para un determinado porcentaje de la sociedad: los niños más pequeños. Sin embargo, si tenemos en cuenta que el porcentaje de infantes con respecto al total de la población no es tan desdeñable, deberemos concluir que estas creencias forman parte del “mundo real” de un gran número de individuos.

 

Aunque hoy en día la alusión a estos seres parece haber disminuido, siempre es interesante conocer en cualquier cultura a toda esta tropa de asustaniños o tragachicos. En el mundo hispánico se han contabilizado más de 250 seres.

 

El más conocido en España es, sin duda, el coco. La etimología del vocablo no ha sido aclarada. Se han propuesto el latin coquus ‘cocinero’ o el náhuatl kojko ‘daño’, pero J. Corominas y J. A. Pascual consideran que el origen de la palabra coco está en el lenguaje infantil, donde se usa con el significado de ‘objeto esferico’, ‘agalla’, ‘cabeza’, de hecho en otras muchas lenguas se emplean vocablos parecidos para designar objetos esféricos (gr. kókkos, ‘grano’, ‘pepita’, ital. còcco o cucco ‘huevo’, fr. coque ‘cáscara de huevo’, vasco koko ‘insecto, especialmente aquel negro, brillante y rechoncho’).

 

Una curiosidad: de este significado de ‘objeto esférico’ y luego ‘monstruo infantil’ habría derivado el nombre del fruto del cocotero. De hecho, la palabra coco en su significado de ‘fruto del cocotero’ procede de los portugueses (expedición de Vasco da Gama, 1498), que le dieron este nombre porque su forma esférica con tres agujeros a modo de ojos y boca les recordaba al coco, al fantasma infantil.

 

De lo que pueda ser la supuesta “vida” o “hechos” del coco no se conoce prácticamente nada, sólo se tiene una vaga idea de que comete atroces hechos, entre los que solo podría concretarse el de “devorar a los niños”, como se refiere en las expresiones de las madres a sus hijos Que te comerá el coco, pero del que simplemente se puede decir también Que viene el coco o Que llamo al coco. También puede llevarse al niño a algún lugar lejano para ya no volver nunca más.

 

Quizá la primera descripción de este personaje y sus hechos sea la de Sebastián de Horozco, quien en su Libro de los Proverbios Glosados (1570-1579) explica las expresiones “Cata el coco” o “guarda el coco” afirmando que:

 

«Estas son unas palabras para poner miedo o espanto espeçialmente a los mochachos que quando lloran o piden algo para hazerles callar o que no pidan les dizen, “Guarda el Coco.” Y Coco es un espantajo que les hazen de que ellos han miedo. Y son palabras con que suelen espantar al ladrón con la justicia que es el Coco y al enemistado con su enemigo y así de otros. Y suelen dezir en este caso quando uno es hombre bravo y desaforado. Fulano es tal que con él callan los niños quando lloran como se escribe de un caballero castellano llamado Melendo Rodríguez Gallinato en la Corónica del rey don Fernando 3 el Sancto que ganó a Sevilla y a toda la Andaluzía. Que este caballero tomó a los moros una torre en un lugar que se dezía Maragazamara a un quarto de legua de la villa y castillo de Morón. Y de allí corría a Morón hasta las puertas tres vezes al día de manera que no dexaba a los moros fuera de la villa cosa de que se pudiesen aprovechar. Y cobráronle tanto miedo los moros que no osaban salir fuera de la villa. Y quando algún niño lloraba le espantaban con él diziendo “Cata que viene Melendo”, y luego callaba» , y luego callaba. [Horozco, 1994: 266-267].

 

Sebastián de Covarrubias Orozco, quien recoge el vocablo en su Tesoro de la lengua castellana o española [Covarrubias, 1611: 326] nos ofrece otro dato interesante, el hecho de que sea «figura que causa espanto, y ninguna tanto como las que están a lo oscuro o muestran color negro». Con el paso del tiempo la representación popular lo ha concretado en un fantasma con una calabaza vacía como cabeza [Gran Diccionario Enciclopédico, 1996: 151], lo que quizá justifique más la etimología de J. Corominas y J. A. Pascual. Por otras fuentes podemos conocer que el coco tiene los pies peludos [Rosenfeld et alii, 2005] y la cabeza de calabaza [vid. Corominas, Pascual, 1980:110].

 

Federico García Lorca en una conferencia pronunciada en 1928 disertaba sobre El Coco del siguiente modo:

“El Coco […] forma parte de ese mundo infantil, lleno de figuras sin dibujar, que se alzan como elefantes entre la graciosa fábula de espíritus caseros que todavía alientan en algunos rincones de España […]. Dicen que EL COCO tiene la cabeza muy redonda y llena de pelo. Por ello los conquistadores llamaron del mismo modo a una fruta tropical con la que se encontraron al llegar a América […]. La fuerza mágica del Coco es precisamente su desdibujo. Nunca puede aparecer, aunque ronde las habitaciones. Y lo delicioso es que sigue desdibujado para todos. Se trata de una abstracción poética, y, por eso, el miedo que produce es un miedo cósmico, un miedo en el cual los sentidos no pueden poner sus límites salvadores, sus paredes objetivas que defienden, dentro del peligro, de otros peligros mayores, porque no tienen explicación posible. Pero no hay tampoco duda de que el niño lucha por representarse esa abstracción, y es muy frecuente que llame «cocos» a las formas extravagantes que a veces se encuentran en la Naturaleza. Al fin y al cabo, el niño está libre para poder imaginárselo. El miedo que le tenga depende de su fantasía, y puede, incluso, serle simpático. Yo conocí a una niña catalana que, en una de las últimas exposiciones cubistas de mi gran compañero de Residencia Salvador Dalí, nos costó mucho trabajo sacarla fuera del local, porque estaba entusiasmada con los «papos», los «cocos», que eran cuadros grandes de colores ardientes y de una extraordinaria fuerza expresiva.” [García Lorca, 1928 (1987): 289].

 

La primera vez que aparece el coco es en el Cancionero de Antón de Montoro, de 1445, donde leemos:

 

tanto me dieron de poco

que de puro miedo temo,

como los niños de cuna

que les dicen ¡cata el coco!

 

El Coco está presente en numerosas nanas españolas. La más antigua registrada se encuentra en el Auto famoso de los desposorios de la Virgen de Juan Caxés (1609) y reza del siguiente modo:

 

«Ea, niña de mis ojos,

duerma y sosiegue,

que a la fe venga El Coco

si no se duerme».

 

No obstante, la nana más popular en España, documentada ya en una colección de villancicos de 1649, dice así:

 

«Duérmete niño

duérmete ya

porque viene El Coco

y te comerá.

Cállate muchacho

duérmete poco a poco,

guarda, niño,

que viene El Coco».

 

En cualquier caso es claro que el coco, como tantas otras realidades de naturaleza popular (los chistes, las leyendas, los rumores, etc.), puede tener variantes dependiendo de la zona.

 

Se documentan otras variantes como Kukui (México), Cocomán (EE.UU.), Cocorícamo (Cuba), Cucufo (Perú). En España existen además las formas Cocón (Aragón), Caco (Mallorca), Cucala y Coco Cirioco [vid. Dingo, 2007].

Junto al coco conviven además otros equivalentes en distintas regiones de España: en Cataluña, Valencia e Islas Baleares está el papu, en Galicia se cree en el sacaúntos, en vasco existe mamo, mamorro, mamu, papao y mozorro.

 

En otra ocasión hablaremos de los amigos del Coco, como El Hombre del Saco, la Bruja Piruja, el Bu, el Tío Camuñas, el Papo…

 

 

 

Mambrú en la guerra

Mambrú en la guerra

 

Todas las lenguas han necesitado a lo largo de su historia incorporar realidades de origen extranjero. Esto se puede hacer de muchas maneras: mediante barbarismos, adaptaciones, calcos, eufonías

 

Algunos casos, como los que comentamos a continuación, son muy curiosos:

 

Así por ejemplo, los llamados etnónimos(denominación de un pueblo) y exónimos (denominación que recibe un lugar geográfico o una nación por parte de un pueblo extranjero).

 

Ya Julio César indica en su Guerra de las Galias que los que ellos llamaban galos, se denominaban a sí mismos celtas.

 

Los que en muchos idiomas llamamos siouxse denominan a sí mismos lakota, dakota o nakota (en función del dialecto), y es el origen del nombre de dos de los estados de EE.UU. (Dakota del Norte y Dakota del Sur).

 

Los que llamamos apachesse denominaban a sí mismos inde, dine o nide, que significa “el pueblo”. El nombre de apache en realidad le fue puesto por los españoles, y aunque tiene un origen incierto se ha sugerido que podría venir de la palabra zuñi apachu ‘indios navajos’, del yavapai pache, es decir, ‘enemigo’, o incluso del español mapache.

 

Otros exónimos curiosos son włosi, que es como los polacos llaman a los italianos (emparentado con el celta volcae, el godo *Walhs y el antiguo eslavo volojo, con que se denominaban a los pueblos románicos en general); niemcy(que vendría a significar ‘mudos’), que es como los rusos llaman a los alemanes; tedesco, que es como llaman los italianos a los alemanes; etc.

 

Por otro lado, los chinos se denominan a sí mismos han o zhong guo ren; los esquimales, inuit o yupik; los albaneses, shqiptar; los finlandeses, suomi… aquí nadie se llama como es.

 

Otros casos curiosos son las adaptaciones fonéticas, como las eufonías. Así, en América hay un sitio que sus habitantes llamaban Cuauhnáhuac, y como los españoles no podían pronunciar eso, pues acabó siendo Cuernavaca.

 

Y qué decir del encantador Mambrú de nuestra canción infantil “Mambrú se fue a la guerra…”. Pues que es en realidad nada más y nada menos que John Churchill, duque de Marlborough, quien participó en la Guerra de Sucesión Española. Pero claro, lo de mambrú es más fácil de pronunciar. Y así se quedó en español cuando se adaptó la canción del francés, canción que, por cierto, cuenta con diferentes versiones en muchas lenguas.

 

 

 

Sorteo-libros

Los-idiomas-no-son-barreras

Febrero-Frances-2015

 

“Un estudio elaborado por el Instituto Americano de Físicos de Emergencia en 2012 analizó los errores de interpretación que tuvieron consecuencias clínicas y constataron que el número de errores era significativamente más bajo entre los intérpretes profesionales que entre intérpretes ad hoc, un 12 por ciento frente a un 22 por ciento. Y entre los profesionales con más de 100 horas de práctica los errores caían hasta el 2 por ciento.

 

Interpretación médica

 

Sorprendente, sin duda. Ad hoc aquí significa novato e inexperto. En ciertos países como el Reino Unido y los Estados Unidos, la formación es una posibilidad para aquellos que cuentan con tiempo y dinero. ¿Qué debería abarcar esta formación si tenemos en cuenta que los estudiantes ya se desenvuelven como intérpretes generales?

 

  1. Terminología médica y fraseología. Es en lo que se piensa en primer lugar, pero hay mucho más de lo que a menudo se cree. Existen diferentes niveles de lenguaje médico. Existe el nivel técnico que utilizan entre sí los profesionales de la salud; después tenemos el nivel con el que acostumbran a comunicarse con personas que solo conocen un “registro” popular o no versados en el tema.

 

Tomemos el siguiente ejemplo:

 

Técnico: trombosis coronaria.

 

Popular: ataque al corazón.

 

No versados y niños: dolor fuerte en el pecho.

 

Los intérpretes expertos deberían conocer todos los registros y cómo utilizarlos. Muchas administraciones sanitarias locales publicaron glosarios en las lenguas más habladas en sus comunidades.

 

  1. Conocimiento básico de medicina, primeros auxilios y anatomía en ambas lenguas a nivel Wikipedia o cuidados básicos. Si el médico dice, “Creo que tiene el menisco roto. ¿Le duele?”, puede darse que el paciente no sepa dónde está el menisco, pero el intérprete sí tiene que saberlo.
  2. Tratar con personas (y consigo mismo) en circunstancias estresantes e incluso peligrosas. No hay que inquietar al paciente más de lo que ya está, al contrario; en ocasiones es el personal médico el propio problema porque no escuchan atentamente y con mente abierta, por ejemplo. Y, desde luego, el intérprete no puede desmallarse al ver sangre.
  3. Ética médica. El intérprete forma parte del equipo médico y tiene que respetar las mismas reglas que el resto, por ejemplo, saber qué o qué no se le puede contar a la familia del paciente.

 

Por lo tanto, lo ideal sería que la mayor parte de las interpretaciones las llevasen a cabo intérpretes formados y cualificados. Aun así existen varios matices. ¿Dónde encontrar los intérpretes que hablen los idiomas necesarios y cómo saber si están disponibles cuando y donde se les necesite?

 

Aquí es donde nos topamos con la realidad.

 

“Hace trece años, el estado de Oregón reconoció el problema y les pidió a médicos y hospitales que empezasen a utilizar intérpretes profesionales. La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud ha ampliado el tipo de materiales que los hospitales y aseguradores tienen que traducir para aquellas personas que no hablan inglés. Pero tras haber aprobado dicha ley hace más de una década, Oregón sigue teniendo problemas a la hora de proporcionarle a sus pacientes la interpretación médica que necesitan”.

 

“Eby [Helen Eby, una intérprete médica certificada en Oregón] dice que Oregón cuenta con unos 3500 intérpretes médicos [es decir, intérpretes que pueden actuar en tales situaciones], pero que sólo 100 de ellos cuentan con la cualificación oportuna. Es decir, hoy por hoy cuentas con un 3 por ciento de posibilidades de que te atienda un intérprete cualificado o certificado en Oregón, “dice que “En mi opinión las posibilidades son muy bajas”.

 

Esto sale en un artículo no sobre algún país subdesarrollado que carece de infraestructuras médicas, sino de un estado americano con un sistema sanitario altamente desarrollado.

 

Sabiendo que la situación no mejorará a corto plazo, soy partidario de la interpretación por teléfono, la cual debería hacer que el limitado número de intérpretes médicos fuesen más disponibles. Pero resulta que la interpretación por teléfono tiene sus propios problemas a la hora de interpretar: la lectura del informe médico. Otra solución sería la de formar a más intérpretes, sin embargo:

 

“Ella [Eby] dice que se tarda mucho tiempo y supone mucho dinero conseguir el certificado, y, tras haber pasado por toda esa formación, una persona puede encontrarse que él o ella puede conseguir más dinero o tener un estilo de vida más estable en otro trabajo – como el de traductor de sentencias judiciales. Eso se debe a que en la interpretación médica suelen ser [considerados] asesores y no se les pagan por los viajes. Además las horas pueden escasas y esporádicas”.

 

Así pues parte del problema y su solución potencial es financiera. La promoción de cursos debería estar dirigida, en primer lugar, en trabajar con intérpretes que ya cuentan con la experiencia general y deberían de ser cursos baratos y subvencionados. Los intérpretes médicos deberían de estar mejor pagados y deberían de existir unas diferencias mayores entre sus tarifas y las de los intérpretes sin formación para así crear un incentivo para actualizar sus respectivas formaciones.

 

Mientras tanto, animo a que la masa, el otro 97%, sea reconocido, estudiado e incorporado, no ignorado. En última instancia, al paciente debería dársele información al respecto. Algo como lo que sigue:

 

“El intérprete que le ha sido asignado es un intérprete general competente pero no cuenta con la titulación de Intérprete Médico Experto (EMI). [O, en algunos casos, “El intérprete… no tienes o apenas tiene experiencia en interpretación y no cuenta con el certificado…]. Tenga en cuenta de que el peligro de errores de comprensión es significativamente mayor cuando el intérprete no es un EMI, al igual que el peligro de un fallo de diagnóstico aumenta en el caso de que el médico no es un especialista.

 

Aquí le enumeramos algunas cosas que puede hacer para ayudar.

 

Si cuenta con un glosario bilingüe o información sobre el paciente y su estado médico lléveselas al intérprete lo antes posible.

 

¿Lo que dice el intérprete tiene sentido y encaja en el cuadro clínico? Si no, pídale al intérprete que repita, y si sigue sin entenderlo pídale una explicación de la traducción.

 

¿La interpretación es mucho más corta que el original? Si es así, asegúrese junto con el intérprete de que no ha olvidado nada.

 

No se apoye en pacientes cercanos o niños a menos de que no le quede otra alternativa. Es posible que sus traducciones se vean afectadas por su involucración emocional.

 

Interpretar es agotador. Procure ofrecerle al intérprete una pausa periódicamente.

 

Si el intérprete comete muchos errores, pida otro.

 

Y para los propios intérpretes:

 

Forma parte de un equipo médico, sujeto a ética médica. No intente intervenir en el tratamiento o diagnóstico de los médicos.