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En los últimos años, el chino mandarín ha cobrado mucho protagonismo hasta convertirse en una de las lenguas más importantes del planeta, no solo por los millones de personas que la hablan, sino también por las inigualables oportunidades laborales que ofrece el conocimiento de este idioma gracias a que China es ahora una de las grandes potencias económicas mundiales.
Ahora que esta lengua empieza a ser más estudiada y a tener mayor presencia en los países occidentales, muchos debaten sobre la razón por la que este país adoptó un sistema de escritura tan complejo, basado en unidades mínimas de significado llamadas «caracteres» o «ideogramas» y que tan difícil hacen su aprendizaje.

La cultura tradicional china atribuye la invención de los caracteres a Cang Jie (倉頡), ministro del mítico Emperador amarillo (黃帝), a quien los chinos de la etnia Han (la mayoritaria en China) consideran su ancestro. Según la tradición china, Cang Jie habría creado los caracteres imitando las huellas de los pájaros. Asimismo, el filósofo Laozi (老子) en su libro Daodejing (Tao Te King en la antigua forma de transcripción fonética) apuntó que el origen de los caracteres estaba en los nudos que la gente solía hacer en cuerdas como sistema para recordar cosas. Por desgracia, todas estas historias son leyendas que todavía carecen de evidencias científicas. En cambio, sí se han registrado algunas formas de escritura primigenia en piezas de bronce y, lo que es más sorprendente, en huesos de animales correspondientes a la época de la dinastía Shang (XVII-XI a. C.).

Los textos presentes en huesos de mamíferos y en caparazones de tortuga tenían un carácter adivinatorio, lo que significa que se usaban como oráculo. Con este propósito, los huesos y caparazones se limpiaban para que no quedara ningún resto de sangre o carne, después se pulían para dejar su superficie plana y se practicaban en su interior varios agujeros sin atravesar por completo el hueso. El paso siguiente consistía en que el chamán inscribía su nombre, la fecha y la pregunta. Las preguntas podían ser sobre temas muy variados: enfermedades, nacimientos y muertes, clima, cosechas, caza, etc. Acto seguido, se calentaba el hueso o caparazón hasta que se resquebrajaba partiendo de los agujeros que se habían hecho previamente. A partir de las grietas, el chamán podía interpretar la respuesta de los dioses a su pregunta y comunicársela al rey, quien normalmente dirigía este tipo de actividades adivinatorias.

AGESTRAD Hueso oracular. Caparazón de tortuga.

Hueso oracular. Caparazón de tortuga.

 

Por otro lado, las piezas de bronce eran en su mayoría recipientes pertenecientes a la familia real, los aristócratas y las élites políticas que se usaban en rituales para honrar a los antepasados. Por lo general, las inscripciones son poco visibles, ya que suelen encontrarse en el interior o en el fondo del recipiente. Aunque se trata de textos más largos que los grabados en huesos y caparazones, tienen una relevancia menor debido a su contenido. No obstante, mientras que la práctica adivinatoria con los huesos oraculares se fue perdiendo progresivamente, las inscripciones en bronce fueron heredadas por la siguiente dinastía, la Zhou.

Si bien, como es lógico, los caracteres usados en la época eran bastante concretos y pretendían representar la realidad mediante dibujos que recordaban a la imagen de los distintos elementos presentes en el mundo y en la naturaleza. Algunas de estos caracteres basados en representaciones pictóricas aunque su forma haya evolucionado. En las siguientes imágenes podemos ver cómo han cambiado algunos de los caracteres chinos más utilizados. En efecto, observamos que algunos de ellos eran una fiel representación de la realidad, como es el caso del origen del caracter de persona, rén (人), que venía a imitar la imagen de un hombre de perfil, o de montaña, shān (山).

AGESTRAD - Evolución de algunos caracteres chinos. La última columna se corresponde con la escritura actual de caracteres simplificados.

Evolución de algunos caracteres chinos. La última columna se corresponde con la escritura actual de caracteres simplificados.

 

AGESTRAD - Evolución del carácter de oveja, yáng (羊).

Evolución del carácter de oveja, yáng (羊).

 

Por desgracia, esta forma de escritura podía representar conceptos simples, realidades tangibles principalmente, pero no podía abarcar todo el léxico de la lengua, razón por la cual empezaron a añadirse caracteres que aportaban una parte fonética y otros que, en combinación con los existentes, facilitaban la creación de nuevos conceptos o añadían un matiz a los originales.
Aparentemente, no existe una decisión deliberada detrás de la adopción de este sistema de escritura, aunque ahora sí sabemos que se trata de un idioma de tradición milenaria y en el que muchos de sus caracteres imitan la realidad a la que intentan representar, lo cual permite en gran medida la deducción del significado de un gran número de palabras una vez conocidos los caracteres fundamentales y, en consecuencia, facilita el aprendizaje de la lengua.

 

Cómo la lengua dibuja nuestro mundo y con él también nuestra personalidad.

 

La lengua nos abre puertas. Sin referirse a las famosas “puertas al futuro” en un mundo laboral, marcado por la globalización, se trata una llave universal para todo tipo de comunicación. A través de ella nos expresamos nosotros mismos, describimos el mundo tal como lo vemos y criticamos o apoyamos sus propiedades singulares. Somos lo que decimos.

 

¿Por qué el cielo ruso es mas azul?

¿Por qué el cielo ruso es mas azul?

 

¿Un inglés piensa diferente a un ruso?
El pensamiento está claramente influido por la lengua que una persona utiliza. Sus límites (en términos de léxico y gramática), muchas veces también representan los límites de su percepción del mundo. Esta visión de un universo más o menos colorido, dependiendo del idioma que lo describe, se confirmó en un estudio del año 2007 en los Estados Unidos. Fueron entrevistados y testados 26 rusos y 24 ingleses y literalmente el cielo sobre Rusia parece ser más azul que en Inglaterra. Donde el inglés utiliza adjetivos para describir los diferentes tonos de azul (“lighter blue”, “darker blue”), el ruso dispone de propias palabras (“goluboy”y “siniy”), por lo tanto también las ordena en dos propias categorías lingüísticas.

 

Las consecuencias de tal proceso se presentan de inmediato: La distinción entre los diferentes tonos de azul aparentemente es más fácil para un hablante nativo de ruso.  Resuelven las tareas con mayor velocidad que los nativos ingleses. Parece que su vista y por lo tanto también su capacidad perceptiva se agudizó con el uso de la lengua rusa. ¿Pero eso quiere decir que los alemanes, los españoles o los japoneses somos todos daltónicos?

 

El componente cultural
“Somos lo que decimos” no es una suposición sacada de la manga porque al igual que se demostró que la lengua influye nuestra forma de pensar, aplicado a la personalidad se presentan semejantes resultados: la percepción de sí mismo cambia, dependiendo del idioma que lo describe.

 

Michele Koven y Susan Ervin demuestran en sus investigaciones el asunto de manera independiente pero utilizando métodos parecidos. En conversaciones con personas bilingües (francés/portugués y francés/japonés) las respuestas a una misma pregunta varían según el idioma escogido como medio de comunicación. Cuando se describen a sí mismas por ejemplo, enfocan diferentes características personales, dependiendo a su vez de las características predominantes en las distintas culturas.

 

Este factor cultural sirve como base para muchos pensamientos críticos. No solamente la lengua sino su alrededor hace que nuestra percepción varíe. Las circunstancias bajo las que aprendemos un idioma influyen sobre la manera en la que sus hablantes se perciben a sí mismos dentro de este ámbito lingüístico. El ámbito geográfico o el modo de vida define la necesidad de denominar aspectos específicos, como las variaciones del azul, pero no impide su percepción. El hecho de hablar solamente un idioma no nos hace daltónicos, ni nos cierra puertas. Ser bilingüe tampoco nos hace tener una personalidad múltiple. Simplemente nos adaptamos a nuestro entorno porque al final de todo el ser humano es eso: un producto de la evolución.

 

 

 

Piedra Rosetta (British Museum)

Piedra Rosetta (British Museum)

 

La conocida como Piedra Rosetta es un monolito de 112x75x28 cm y 760 kg de peso que se conserva y se exhibe en el Museo Británico de Londres. Es en realidad un edicto del faraón Ptolomeo V publicado en Menfis en 196 a.C. Descubierta en 1799 por el soldado Pierre-François Bouchard durante las campañas de Napoleón a Egipto, pasó poco después a manos de los británicos.

 

La Piedra Rosetta es famosa por ser un raro ejemplo de texto escrito en tres sistemas de escritura de la Antigüedad y por haber servido para traducir los jeroglíficos egipcios. Contiene un mismo texto pero escrito primero en jeroglíficos egipcios, a continuación en escritura demótica egipcia (forma simplificada de los jeroglíficos usada en textos legales y comerciales) y en griego antiguo.

 

Es por ello que se ha convertido en un símbolo para traductores y lingüistas.

 

¿Por qué no vemos algo más concreto de cómo se descifraron sus jeroglíficos?

 

Fueron muchos los que desde la Antigüedad intentaron descifrar la escritura jeroglífica, así por ejemplo Horapolo (s. IV) en su obra Hieroglyphica analiza casi 200 jeroglíficos, en muchos casos indicando su significado correcto, pero con explicaciones erróneas, y sobre todo atribuyendo un carácter simbólico a los jeroglíficos ignorando su valor fonético, error en el que cayeron todos los autores que intentaron posteriormente descifrar la escritura jeroglífica: Dhul-Nun al-Misri, Ibn Wahshiyya, Johannes Goropius Becanus, Athanasius Kircher o Jörgen Zoega.

 

Ya en 1761 Jean-Jacques Barthélemy había sugerido que los signos enmarcados en cartuchos debían de tratarse de nombres propios. Pero fue Thomas Young quien dio pasos importantísimos en el desciframiento de los jeroglíficos. Así, hacia 1814 descubrió la similitud entre la escritura demótica y la jeroglífica y que la escritura jeroglífica era mixta (fonética y logográfica). Además, por sugerencia de Silvestre de Sacy, identificó el valor fonético de los nombres propios de los cartuchos con ayuda del texto en griego presente en la Piedra Rosetta.

 

El nombre en jeroglífico:

Ptolomeo Jeroglífico

 

pudo ser identificado con la palabra en griego

Ptolomeo greek

 

o sea, Ptolemaios (Ptolomeo).

 

A partir de ahí se pudo ir estableciendo equivalencias entre los tres sistemas de escritura:

 

Ptolomeo Hier Dem Greek

 

Con todo este material trabajó Jean-François Champollion (1790-1832), a quien se atribuye el desciframiento pleno de los jeroglíficos  El análisis de los signos de otros nombres entre cartuchos permitió a Champollion crear un “alfabeto” de los jeroglíficos egipcios con sus equivalencias en demótico y griego.

 

Ptolmis Kleopatra

 

Tableau des signes phonetiques
Tabla de signos fonéticos de Champollion

 

Champollion fue desarrollando el estudio de los jeroglíficos a través de diversas obras hasta culminar con una Gramática egipcia y un Diccionario egipcio de escritura jeroglífica (ambos publicados póstumamente).

 

Champollion descubrió que la escritura jeroglífica constaba de signos ideográficos, fonéticos y determinativos.

 

Ejemplo de signo ideográfico sería  que significa ‘Sol’ (y el dios Ra, el Sol).

Ejemplos de signos fonéticos serían  y  , que juntos darían

 

Y ejemplo de signo determinativo sería , que se usaba para indicar a un dios o un rey.

 

¿Por qué no estudiar jeroglíficos?

 

 

 

AGESTRAD Lenguas criollas por el mundo

 

La palabra «criollo» viene del portugués crioulo, que significa «negro nacido en las colonias» y cuya etimología latina, criare, quiere decir «alimentar» o «crecer». Por lo tanto, hace referencia al origen de cualquier persona africana, europea o mestiza que haya nacido y crecido en las colonias. El sentido de la palabra fue ampliándose poco a poco y, hoy en día, también nos referirnos a ella como a una lengua.

Las lenguas criollas son nuevos idiomas formados a partir de una o varias bases lingüísticas. Nacieron en los siglos XVI y XVII como resultado de la expansión europea en el Nuevo Mundo. Las primeras lenguas criollas surgieron probablemente en las plantaciones en las que trabajaban los esclavos, que mezclaban lenguas europeas, africanas y amerindias. En general, su gramática se basa en la africana, mientras que su léxico se parece más al europeo. Se trata de lenguas orales y, aunque existan diccionarios para algunas de ellas, muy pocas son escritas.

Un estudio realizado en 1977 por Ian Hancock, doctor en Lingüística de la Universidad de Texas, registró un total de 127 lenguas criollas diferentes en todo el mundo y los clasificó en función de su base lingüística. Aquellas con una base inglesa son las más numerosas (35 países), seguidas por aquellas con base africana (21 países), francesa (15 países) y portuguesa (14 países).

Están repartidas por todo el mundo, excepto en Europa. De hecho, en nuestro continente hay un único lugar en el que se habla una lengua criolla: Gibraltar. Allí encontramos el yanito, también conocido como spanglish, que es una mezcla de inglés y de español. Por otro lado, el mayor número de hablantes de una lengua criolla se encuentra en las Antillas. Lo cierto es que los lingüistas especializados en lenguas criollas han detectado que se trata, generalmente, de lenguas insulares, pero no conocen con certeza las razones de este fenómeno.

No obstante, estas lenguas son oficiales en muy pocos países. Por ejemplo, en Haití o incluso en las Seychelles, donde el inglés, el francés y el criollo son lenguas cooficiales.

¡Hasta pronto! O, como diríamos en Guadalupe, ¡a dan on dot soley!

 

 

De supersticiones y buena suerte

¡Suerte!

Las supersticiones son un reflejo de la cultura de una civilización y estas diferencias culturales pueden sorprendernos por lo distintas que son a las nuestras. Sobre todo si se trata de las costumbres de un país que se encuentra al otro lado del mundo: China.

 

Para empezar, abordaremos la cuestión de los números. Tienen especial importancia en la cultura china y se debe a su sonoridad. En chino, varios caracteres pueden escribirse con el mismo pinyin pero pronunciarse con un tono diferente, cambiando totalmente el significado de la palabra. Así, mā (妈) significa madre y mǎ (马), caballo. El parecido no pasa inadvertido.

 

En este contexto, el número cuatro tiene un gran simbolismo en China: es el número de la mala suerte. No tiene nada que ver con el número de meses del año, la división del día en horas o la muerte de alguien, como es el caso del número trece en la cultura occidental. Se debe a que su pronunciación, (四), se asemeja a la de muerte o morir, sǐ (死). Por este motivo, el número cuatro está prácticamente ausente en todos los contextos: de la tercera planta de un edificio pasas a la quinta, no hay asiento número cuatro (ni catorce) en un tren o avión…

 

Pero también tienen un número de la buena suerte, el ocho. Su pronunciación, bā (八), es casi homófona a prosperidad o fortuna, fā (发), aunque también puede relacionarse con el budismo y su flor de loto de ocho pétalos, que representa la perfección del espíritu. Así, podemos encontrar diversos ejemplos en China que demuestran la importancia de esta superstición. Por ejemplo, los Juegos Olímpicos celebrados en China comenzaron el octavo día del octavo mes del año 2008 (08/08/08) a las ocho de la tarde.

 

Por otro lado, las tradiciones o costumbres son también un claro reflejo de una cultura, y el trasfondo histórico de un país y su situación geográfica juegan un papel importante. Por eso, cuanto más lejos estén dos civilizaciones comparadas, más diferencias podemos encontrar. En casi todas las culturas se le han atribuido una serie de virtudes o significados a diferentes animales. En la occidental, un gato negro se relaciona con la mala suerte o una paloma blanca con la paz. De esta misma manera, un ciervo o una grulla blanca son símbolo de buena suerte en China.

 

Este es, sorprendentemente, el caso del murciélago. Y se debe también, entre otros motivos, a la pronunciación de esta palabra: biānfú (蝙蝠). El último carácter, (蝠), es prácticamente homónimo al de felicidad, (福), por lo que está ligado a las buenas noticias. Se pueden encontrar numerosas pinturas y jarrones antiguos con dibujos de murciélagos e incluso en tiempos pasados era costumbre sentarse en el patio por la noche y, junto a una taza de té, observar cómo revoloteaban estos animales.

 

Así que, aunque nos pueda resultar extraño, es mejor no ofenderse o disgustarse si te regalan una pintura de un murciélago, ¡te están deseando la mejor de las suertes!

 

Beatriz Bustos Rincón