Las supersticiones son un reflejo de la cultura de una civilización y estas diferencias culturales pueden sorprendernos por lo distintas que son a las nuestras. Sobre todo si se trata de las costumbres de un país que se encuentra al otro lado del mundo: China.
Para empezar, abordaremos la cuestión de los números. Tienen especial importancia en la cultura china y se debe a su sonoridad. En chino, varios caracteres pueden escribirse con el mismo pinyin pero pronunciarse con un tono diferente, cambiando totalmente el significado de la palabra. Así, mā (妈) significa madre y mǎ (马), caballo. El parecido no pasa inadvertido.
En este contexto, el número cuatro tiene un gran simbolismo en China: es el número de la mala suerte. No tiene nada que ver con el número de meses del año, la división del día en horas o la muerte de alguien, como es el caso del número trece en la cultura occidental. Se debe a que su pronunciación, sì (四), se asemeja a la de muerte o morir, sǐ (死). Por este motivo, el número cuatro está prácticamente ausente en todos los contextos: de la tercera planta de un edificio pasas a la quinta, no hay asiento número cuatro (ni catorce) en un tren o avión…
Pero también tienen un número de la buena suerte, el ocho. Su pronunciación, bā (八), es casi homófona a prosperidad o fortuna, fā (发), aunque también puede relacionarse con el budismo y su flor de loto de ocho pétalos, que representa la perfección del espíritu. Así, podemos encontrar diversos ejemplos en China que demuestran la importancia de esta superstición. Por ejemplo, los Juegos Olímpicos celebrados en China comenzaron el octavo día del octavo mes del año 2008 (08/08/08) a las ocho de la tarde.
Por otro lado, las tradiciones o costumbres son también un claro reflejo de una cultura, y el trasfondo histórico de un país y su situación geográfica juegan un papel importante. Por eso, cuanto más lejos estén dos civilizaciones comparadas, más diferencias podemos encontrar. En casi todas las culturas se le han atribuido una serie de virtudes o significados a diferentes animales. En la occidental, un gato negro se relaciona con la mala suerte o una paloma blanca con la paz. De esta misma manera, un ciervo o una grulla blanca son símbolo de buena suerte en China.
Este es, sorprendentemente, el caso del murciélago. Y se debe también, entre otros motivos, a la pronunciación de esta palabra: biānfú (蝙蝠). El último carácter, fú (蝠), es prácticamente homónimo al de felicidad, fú (福), por lo que está ligado a las buenas noticias. Se pueden encontrar numerosas pinturas y jarrones antiguos con dibujos de murciélagos e incluso en tiempos pasados era costumbre sentarse en el patio por la noche y, junto a una taza de té, observar cómo revoloteaban estos animales.
Así que, aunque nos pueda resultar extraño, es mejor no ofenderse o disgustarse si te regalan una pintura de un murciélago, ¡te están deseando la mejor de las suertes!
Beatriz Bustos Rincón